miércoles, 2 de junio de 2010

Radicales por convicción




Desde siempre a las personas que se oponen a lo establecido las tachan de radicales, de terroristas. Luchar en contra de algo, oponerse, rechazarlo, siempre ha sido lo raro, lo VIOLENTO. No podemos negar que siempre nos guiamos por lo más sencillo. Ir contracorriente es muy costoso, es más fácil quedarse quieto, callar y tragar. Nos llega la mierda hasta el cuello, pero mientras nos deje respirar no gritaremos.

Cuando nos callamos, cuando hacemos oídos sordos a cualquier problema, dejamos que hagan lo que quieran; callando, consentimos y aceptamos.

El significado de radical en la actualidad ha sido tan manipulado por los mandamases que se ha perdido su verdadero significado. Radical no significa violento, extremista, fanático; sino que ataca el problema de raíz. No se anda con tonterías.

Somos radicales porque no nos entretenemos en recortar las hojas del problema, dándoles la posibilidad de volver a resurgir, sino que lo atacamos de raíz. No hay otra forma de acabar con un problema, el único modo es haciéndolo desaparecer. Quitándoles lo único que tienen, dejarán de ser parásitos, pues no tendrán de donde alimentarse. Se debe centrar todo el ataque en la raíz porque es el centro, es la fuente, es el punto de equilibrio. Atacando a la cabecera del problema, el resto se desmoronará. Luchamos en contra de la verticalidad que rige nuestra sociedad. El éxito en dicha sociedad se basa en el menosprecio del resto de las personas. Pretenden que seamos los pilares que sostengan su sistema, tan perfecto para ellos y tan injusto para nosotrxs.

La acción directa es el arma principal de cualquier acto protesta. La emancipación del hombre por el propio hombre, sin intermediarios. Es la única vía loable para destruir su sociedad piramidal. La organización es la piedra angular para que toda acción resulte efectiva.

Siempre que ha existido una cuestión ha surgido una contra, y, desgraciadamente, siempre se ha intentado apaliar esa contra. Mediante los métodos más vulgares de extorsión, aislamiento y castigos físicos o psicológicos han intentado apagar nuestra voz. Pretenden destruir toda opinión contraria a la suya, puesto que si solo existe una opinión nadie puede criticar ni dudar.


Extraído de "Palabras contra el viento" del Grupo Anarquista RAICES

No hay comentarios:

Publicar un comentario